El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

lunes, 26 de septiembre de 2016

El día que el negocio se agrió

Hay campañas publicitarias que son recordadas durante décadas ya que han logrado transmitir algo más que gracia o simpatía. Han logrado tocar alguna fibra íntima en la sociedad. Algo así ocurrió hace 20 años cuando la agencia Agulla & Baccetti difundió unos simpáticos comerciales para Parmalat con animales personificados por chicos. Semejante campaña no podía faltar en esta página y se han logrado rescatar dos piezas de esa época: una con un niño león y otra con un nene rinoceronte. También supieron aparecer una vaquita, un cerdito, un elefantito, un gatito, un zorrino y un pandita. Una publicidad muy adorable que, hasta sucesos que ocurrirían más adelante, se trataban del recuerdo más cálido que la mayoría de la gente tuvo con esta marca italiana. Fundada en 1961 por Calisto Tanzi, Parmalat se convirtió rápidamente en una empresa láctea de prestigio mundial. Concretamente en los años 90 comenzó su expansión más allá del territorio europeo y violentamente Parmalat no dejó de estar asociado a grandes eventos y publicidades de impacto. Ya que estamos hablando de animalitos, durante fines de los 80 y los 90 completos Parmalat se comportó como un monito con navaja: compró cientos de cosas para expandir su poderío. No es de extrañar que cuando una empresa se diversifica tanto empieza a desdibujarse su causa central y todo se desmorona fácilmente. Parmalat llegó a ser dueño de una agencia de viajes (ParmaTour), de un canal de TV (Odeon Tv), un equipo de futbol venezolano (el Deportivo ItalChacao) y ser un importante auspicio para el Parma de Italia, el equipo Prost Grand Prix, el Real Madrid, Universidad Católica de Chile, el Palmeiras, el Marsella, Peñarol y varios clubes argentinos, como Boca, Ferro o Estudiantes. Pero además de esto, sus productos lácteos contaban con muy buena imagen: desde su arribo al país en 1992 además de sus propias leches y yogures, llegaron a ser dueños de marcas nacionales como Gándara, La Vascongada, el postrecito Sandy, los quesos Saavedra o la línea light Yogurbelt. Regresando a 1996, causó mucho impacto positivo la llegada de la publicidad con los pequeños mamíferos, pero no se trataba de una idea argentina, sino brasilera: desde ese país se desarrolló el comercial que luego se vio por el resto de Latinoamérica. Inclusive en ese país llegaron a aparecer peluches que podían conseguirse canjeando los envases de Parmalat. Hasta aquí todo parece color de rosa, como un yogur de frutilla, pero todo cambiaría justamente un año después. En 1997 Parmalat se mete en el mercado financiero y sella su casi desaparición del mercado mundial. Pero en gran parte del mundo por esas fechas nadie se imaginaba como terminaría la historia, y Parmalat siguió creciendo y lanzando publicidades, como la que vemos aquí de sus cremas del año 2000. Durante la primera década del nuevo milenio se aceleró como nunca el proceso de compras de muchos activos que poseían deudas y de a poco las ganancias empezaron a flaquear. Muchas de sus recientes adquisiciones durante los 90 fueron desapareciendo, pero todo terminaría de manera violenta en diciembre de 2003, ante el descubrimiento de uno de los mayores fraudes financieros de la historia. Al momento de dicho fraude, había 15 años para atrás donde los números que se informaban estaban adulterados. Había 3950 millones de euros que la empresa decía que tenía, y no era así. Como suele ocurrir muchas veces en este país, el asunto fue minimizado en la filial argentina. Pero a pesar de que no creyeron que ese escándalo afectaría esta zona... alguien alguna vez volvió a ver una marca Parmalat después de 2004? En ese año la compañía fue comprada por Sergio Taselli y su violenta desinversión provocó que a los pocos años las otrora marcas de Parmalat pasaran a ser rematadas en distintas oportunidades. A pesar de que como se dijo antes la empresa láctea casi no se la ve más en ninguna parte del mundo (no sólo se desplomaron sus números en las bolsas mundiales, sino su imagen y prestigio también) pero logró subsistir hasta la actualidad. Desde 2011 es propiedad de un grupo francés llamado Lactalis, y dicho grupo también tuvo sus expansiones curiosas en los últimos años: a fines de 2015 adquirieron un holding mexicano llamado La Esmeralda, el cual era dueño de las marcas argentinas La Mucca y Sudamericana Lácteos. Así que desde ese entonces de manera imperceptible volvió Parmalat al país, pero eso no queda ahí: desde principio de año quieren regresar al mercado argentino y uruguayo con productos con su nombre. ¿Se llegará a cumplir semejante idea? Por el momento es un delirio más de parte de la bizarra historia de una empresa italiana que dejó a otros escándalos financieros como el de Enron como un asunto menor. 

Dos de los animalitos que Parmalat tenía para anunciarse en 1996. Los animalitos que estaban falseando números no llegaron a aparecer en ninguna campaña. Una década después, en 2006, la misma agencia brasilera que creó la campaña volvió a mostrar chicos similares vestidos a los anteriores, pero ahora eran adolescentes.

Crema Parmalat, publicidad argentina del 2000.

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