El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

viernes, 13 de enero de 2017

Chorizos Arcor (1990)


Ya se ha contado por aquí una buena cantidad de veces que Arcor es una empresa que ha basado gran parte de su éxito copiándose del éxito de otras empresas y sumándoles una gran habilidad para publicitar y distribuir por todo el país, a lo industrial. A veces la fuente de inspiración era extranjera, y entonces era difícil enterarse. Pero cuando la inspiración venía de un producto local, era inevitable la comparación entre ambos productos. Muchas de estas copias perduraron con gran éxito en el mercado y ya nadie las cuestiona, las considera tan clásicas como la original. Hace tantos años que consumimos galletitas Maná que pocos se dan cuenta su parecido con las Vocación, o que las Macucas fueron la competencia de las Melba. Así las cosas, a pesar de tener casi siempre las amplias chances de ganar e imponer su producto, no siempre fue así. A principios de los 90 Arcor creó un chicle dietético con el famoso por aquél entonces Nutra Sweet. Ese chicle se llamaba Vivident. Era imposible no relacionarlo con el ya clásico Beldent, el chicle de Stani que existía desde los 70. El chicle de Beldent a su vez había pasado por épocas difíciles y había logrado salir adelante: nació como un chicle que se debía consumir después de las comidas para mejorar el aliento, y muchos restaurantes de Buenos Aires lo ofrecían así. Dicha idea no funcionó pero logró reinventarse y convertirse en el chicle que vemos en la primer imagen de Beldent, de 1986. Veinte años la separan respecto de la publicidad de abajo, donde Beldent seguía demostrando que su target es el juvenil y todo el que se quiere parecer a ese grupo de edad. Volviendo a Arcor, podemos ver en el aviso de 1990 que el objetivo era parecerse lo más posible a Beldent: también había gente joven bailando y gozando de la vida. Ambiente veraniego y deportista, y la misma promesa de no tener azúcar. En la imegen de abajo vemos un local abandonado en la actualidad, que hasta el día de hoy sigue anunciando a Vivident en una calcomanía antigua. Pero lo que hizo que este chicle desapareciera del mercado no fue su mala calidad ni el fracaso de ventas, sino una historia muy curiosa: Arnoldo Stanislavsky, el creador de Beldent (e hijo de Alejandro Stanislavsky, el fundador de Stani) les relató Tomás Balmaceda y Martín Auzmendi que había descubierto que Vivident era en realidad una marca registrada de una firma italiana llamada Perfetti. En la actualidad es difícil que una empresa no se entere al instante de lo que otra está haciendo en otro país, pero por aquél entonces inicialmente los propietarios de la marca no estaban enterados. Arnaldo había logrado enterarse que nadie de Arcor le dijo nunca a los italianos la presencia de este Vivident argento, así que esperó que el producto estuviera en todos los kioscos para ahí si mover influencias para que se presentara el reclamo en la Justicia. Maldad pura, y sin azúcar. Para rematarla, Stani estaba terminando de fracasar con la salida de un chicle llamado New York, y para sacarse el stock de encima consiguió que sus vendedores, a escondidas, recambiaran los Vivident por los New York. De esta forma le hacían un favor a los kiosqueros, a la Justicia y a su propio bolsillo. Así fue el final estrepitoso de Vivident, del cual nunca más volvimos a hablar. Sin embargo, claramente no fue un fracaso para Arcor si contamos la historia completa: al poco tiempo se crearían los Topline y la competencia con Beldent seguiría de igual a igual. Hasta el día de la fecha siguen tratando de imitarse en todo: Beldent saca los Splash (chicles ácidos en blister como de medicamento), Topline saca los Sour (mismo concepto y en blister también). Beldent saca sus prestigiosos Infinit, Topline saca los Original Mints. Y tampoco habría ocurrido una sola vez el hecho de que Arcor reciba una denuncia por plagiar un chicle: en 2015 estudiantes de la UBA de la carrera Administración de Empresas mostraron frente a un directivo de Arcor la idea de un chicle con sabor no especificado en el paquete, llamado Mistery. Al poco tiempo aparecería en el mercado el Topline Mistery, la misma idea pero sin darle crédito a nadie. La defensa de la cátedra decía que en realidad en Arcor ya estaban trabajando en una idea así pero que este directivo no le contó a los alumnos para que siguieran con su trabajo de presentación. O sea Arcor ya estaba trabajando en la idea de antes. Con el mismo nombre que el proyecto de los alumnos y todo. Viendo el extenso prontuario de Arcor, lamentamos decir que es muy difíciles creerles...

1 comentario:

  1. Muy pero muy bueno el blog. Directo a favoritos.

    Arcor es un tema, si bien es la empresa las grande y con mayor representación internacional de Argentina, cosa que hay que valorar, me genera mucha bronca el hecho de que siempre que compra alguna marca termine por cambiar los sabores de las golosinas.

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