El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

domingo, 5 de febrero de 2017

Recuerdos freezados


En Buenos Aires se los conoce como Naranjú, pero en San Juan la marca que desde siempre fabricó juguitos (y se volvió un genérico de ellos) es Minyo. Esta empresa sanjuanina actualmente fabrica tanto el tradicional juguito congelado como su marca estrella como la variedad Pepito, la cual también es una marca de jugos bebibles. La fábrica que hace estos manjares para chicos se llama, justamente, La Fábrica SRL. Pero no sólo fabrican estos dos productos sino también producen a Obvio, una marca de alfajores y galletitas. También supieron fabricar en una época jugos concentrados para diluir llamados Pulp's (supuestamente tenían pulpa de fruta real) pero hace rato que ya no se los ve más. Cuando el año pasado habíamos comentado la llegada del curioso alfajor de colores Obvio, aún La Fábrica SRL no tenía ni web o dirección en redes sociales. Hoy ya se ha adaptado a todo eso pero sigue sin informar sobre su historia, su fundación, su crecimiento, por qué tiene una especie de perrito con miedo de logo... todo eso sigue siendo un misterio. Pasan las crisis y el jugo Minyo se le pierde de vista, pero siempre se siguen produciendo. Tal vez en Buenos Aires mucho no se los conozca, pero en otras partes del país si supieron verse de vez en cuando. Su sabor tremendamente artificial y dulce pero cautivante se hizo querer durante años. Sin necesidad de grandes premios o promociones Minyo supo apelar durante años a un sistema muy efectivo: adentro del paquete podía aparecerte la frase "Te ganaste otro juguito!". Con esa sencillez, supieron ganarse una grandísima cantidad de consumidores. Sabores hubieron muchos: frutilla (rojo), banana (verde), chicle (rosado), anana (amarillo), tutti frutti (celeste), etc pero todos tenían un sabor-base que los hacía irresistibles a todos por igual. Al igual que su colega porteño, primero supo venir con un envoltorio simple y luego se duplicó, para evitar que el contacto con las bacterias del exterior fuera muy alevoso. Todo el que ha tomado este tipo de jugos le pasó cosas similares: se lastimó la comisura de los labios sacándoselo rápido de la boca, esperó a que se derritiera un poco para tomar casi azúcar líquido, jugó corriendo y trotando con el juguito sostenido con los dientes (haciendo que eso muchas veces descuidara el mirar para adelante), pegarle a alguien si estaba en el punto perfecto de congelación, inflarlo vacío para tratar de hacerlo explotar, encontrarse un envoltorio viejo pegoteado dentro de un bolsillo, abajo de una zapatilla, etc...  Su precio fue variando con el paso de las décadas pero siempre fue una golosina ultra económica. Eso hizo que se ganara el triste mote de "golosina para pobres" pero en el fondo no hubo niño que no lo quisiera tomar. Tampoco se caracterizó por anunciarse en muchos sitios, el boca a boca era suficiente para subsistir. Sin embargo, durante los 90 lanzaron una publicidad que aún recuerdan muchos, donde lograron instalar una frase popular: "Indio querer más Minyo!". Muy distinto fue el caso de Pepito, que desde su lanzamiento en 2001 tuvo una gran publicidad en camisetas de fútbol, pintadas en kioscos, promociones con pelotas de fútbol y computadoras... sin embargo fue una marca que vivió a la sombra de la histórica Minyo. La época de verano es su período de gloria, pero con los calores de San Juan puede ser esporádicamente cualquier momento del año el momento ideal para tomar un juguito así. Y con el calentamiento global al ritmo que va, es evidente que quedan muchísimos años por delante para estos juguitos de fabricación misteriosa pero muy adictivos...    

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