El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

sábado, 1 de julio de 2017

Semana dulce, plata dulce (1992)

 Ya estamos en Julio, y comienza el inefable período Semana/Quincena/Mes de la Dulzura. Muchos buscarán de lo más económico que tengan a mano, muchos otros harán un esfuerzo para quedar bien y muchos más ni siquiera tienen presente la fecha. Los locales dedicados a la venta de estas golosinas se vienen preparando hace rato y para ello las empresas vienen desde hace rato ofreciendo qué tipo de productos son convenientes para vender y qué novedades serán un suceso en ventas. Además, con el paso del tiempo los catálogos de productos para kiosqueros y almaceneros son el más fiel legado de lo que se puede reflejar en alguna época golosinera en especial. En esta oportunidad nos adentramos a este coqueto boletín de Arcor de hace exactamente 25 años: Julio del 92. 


La principal novedad que nos pega de lleno en la cara son los históricos y tan añorados chicles DinOvo. De esta forma no sólo se confirma su fecha de llegada a la Argentina sino que también se aclara algo que increíblemente mucha gente se pregunta: qué relación había entre un chicle y un dinosaurio? Justamente porque eran huevos de dinos! Eso también puede ayudarnos a pensar por qué nunca más se fabricaron: evidentemente se acabó el lote arqueológico que se encontró Arcor…


Los desajustes de diseño eran una constante en esa época: las fotografías eran de buena calidad y a todo color, pero da la sensación que están descentradas o fuera de lugar. En consecuencia, los productos Godet (con flamante logo) casi ni se ven. Aparece tanto el cacao de la marca antes nombrada como el de Gody. Muy probablemente ambos hayan mutado en el actual Arcoa. Hace su aparición la barra de chocolate Toy´s: así es, la marca hoy conocida por sus huevos con sorpresas de dudosa calidad comenzó siendo una “golosina rock”, aunque hay que reconocer que en estos últimos años volvieron a salir chocolatines con ese nombre. Pueden apreciarse joyas del pasado como los logos antiguos de las Mogul o los Butter Toffes, y ni hablar de la superrecontra mítica lata de masitas danesas…. Hay toda una generación traumada por no haber encontrado nunca una galletita de ésas, sino puros botones o hilos.

Pero sin dudas lo que nos parte la cabeza es la curiosísima editorial de Arcor que se asoma a la derecha: comienza siendo una bienvenida clásica en este tipo de publicaciones pero de a poco se va cebando y termina haciendo una defensa acérrima del 1 a 1 y critica duramente a la hiperinflación sin nombrarla. Habría que ver cuántos consumidores retiene Arcor si publica ahora una defensa tan enfática de las políticas del menemismo…


Para finalizar, nos damos el gusto de volver a ver los logos clásicos de Vocación y Godet, que en esa década iban a desaparecer sin dejar rastro. Cofler repetía una estrategia hecha por varios fabricantes de chocolate en esa época: vender la variedad nacional pero también generaba una tanda de importados premium. Otra perlita valiosa es la aparición del desconocido Candy Coco: este producto con un nombre tan cool para la época no es otra cosa que la reversión noventera del histórico Bauty, que por ese entonces había dejado de existir. Y nuevamente nos refriegan en la cara que los huevitos DinOvo podían conseguirse en cualquier lado al insultante precio de… 5 centavos. Un cachetazo noventoso y culinario que sinceramente nos dejó con los ojos demasiado empachados… 


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