El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

martes, 5 de diciembre de 2017

Así que Esso era el Flit… (1968)


Para estas épocas los mosquitos empiezan a ser una verdadera molestia para muchos y los productos insecticidas aumentan significativamente su demanda. Marcas de este tipo de artículos hay muchas pero increíblemente existe un nombre que ha persistido en el tiempo y se sigue utilizando como genérico de ellos a pesar de hace muchísimo no producirse más. El insecticida Flit que era comercializado por Esso es un verdadero clásico dentro de los productos contra mosquitos y mucha gente lo sigue nombrando para referirse a cualquier otra marca del mismo segmento. Sus colores celeste, blanco, negro y rojo  son inconfundibles y una lata fechada en 1968 como la que se ve la imagen aún adorna miles de casas, garajes, lavaderos y patios a lo largo del país. Muchas generaciones seguramente no van a entender por qué un insecticida era vendido en tachos con una tapa como si fuera un lubricante para autos o aceite para cocina. Esto se debe a que corresponde a una tecnología hace rato abandonada en los insecticidas contemporáneos: dicho líquido era vertido dentro de pulverizadores, unos aparatos con un émbolo gigante en su parte posterior para lanzar por todos los rincones donde uno lo creía necesario. Esta mítica marca nació en EEUU en 1923 cuando el químico Franklin C. Nelson produjo para Standard Oil Company (la Esso) un aceite mineral que conseguía matar una gran cantidad de insectos fácilmente. Flit en inglés puede interpretarse como “aleteo, revoloteo”, y paradójicamente era lo que el producto de Esso no permitía que hicieran más los bichitos a su alrededor. El primer diseño de este producto era totalmente amarillo y con letras negras, y contaba con un personaje-mascota al lado del nombre, un soldado vestido al estilo “Cascanueces”, que en avisos publicitarios aparecía con el pulverizador en la mano protegiendo a niños que pedían a gritos el nombre de la marca para salvarse de las picaduras. En la Argentina el Flit se volvió un éxito en el acto y, al igual que en otros países de Latinoamérica, no sólo se volvió un sinónimo de insecticida sino que se sumó a la cultura popular con la famosa frase de “le echaron Flit”, que aún se usa cuando una persona tiene intenciones amorosas con otra pero es rechazada. Particularmente en la Argentina, que siempre tiene la manía de cambiar un poco como suenan las marcas, este insecticida se solía pronunciar sin la T final, la cual casi ni se escuchaba cuando alguna señora lo pedía en un almacén, por ejemplo. El producto químico de su fórmula inicialmente contenía piretrinas pero llegó a tener el nefasto DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano) en su contenido. Las consecuencias tóxicas del DDT no se conocían y una lata como la que vemos en la foto no se avergonzaba de tenerlo en su fórmula como si nada. Como una manera de diversificarse y no perder mercado frente a la competencia, Flit dejó de ser un producto para cualquier insecto y se fijó como objetivo mortal específicamente las moscas y mosquitos: lo que antes se hacía con un solo producto ahora debía conseguirse con varios productos a la vez. Vuelven a cambiar los colores de la etiqueta y se vuelve azul, blanco y rojo. Aún más cambios ocurrirían durante los años 60, cuando se adopta el diseño que vemos en la foto: fondo celeste y un mosquito y una mosca rodeados por un círculo rojo, como una señal vial. Bajo este diseño comenzaron a venir también espirales y flamantes aerosoles que ya no implicaban el uso del pulverizador. Sin embargo, el mercado se siguió achicando frente al avance de otras marcas más agresivas publicitariamente y para los años 80 y 90 el Flit mundialmente dejó de existir. En consonancia con este fenómeno ocurrió lo mismo con gran parte de los productos “para el hogar” que producían otras petroleras como YPF o Shell. A pesar de hace tanto no saberse más nada con él, sigue increíblemente vivo en la cabeza de muchos ex-consumidores y sus hijos y nietos adoptaron el término a pesar de no haber visto una lata como ésta nunca en su vida. Y aunque los bichitos de Raid sigan gritando en sus avisos, los de Fuyí sigan vendiendo sus famosas tabletas o los de Trap sigan sacando publicidades bizarras, ninguno logrará el sitio de privilegio del Flit, que los sigue mirando a todos desde arriba… en varios sentidos.

2 comentarios:

  1. Todavía vi ese producto de venta en las gasolineras eso en el salvador en los años70s buen recuerdo

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